miércoles, 15 de febrero de 2012

UN BUEN RATO




Resulta curioso como cambia la percepción de los lugares según el momento y la situación en la que se vive.Seguro que todos alguna vez,hemos estado en sitios que nos dejaron indiferentes en una primera visita.Al tiempo hemos vuelto a ese mismo lugar con una persona que nos ha dado paz y alegría o quizás en esa segunda vez que visitábamos el sitio hemos sido por un momento felices.Entonces seguro que ese lugar ha dejado de ser un sitio más para convertirse en "el sitio".Yo creo que he vivido una experiencia que encaja perfectamente con lo antes mencionado.
Hace unos dias,en una de las treguas que nos ha dado la ola de frio,tuve la oportunidad de subir el puerto de las Menas con la bici.He de decir que no era la primera vez que lo hacía,de hecho creo que lo habré hecho unas cien veces,pero ninguna tan especial cómo esta.El puerto situado a los pies de Serón es especial para mí,mi amigo Chencho,me enseñó a quererlo a la vez que a sufrirlo en esas mañanas de sábado en las que en compañía del inseparable Pepe Vallejo,lo subiamos entre respiraciones cortadas por el esfuerzo y la risa de conversaciones enriquecedoras.Eran rutas ciclistas eternas,no tanto por el kilometraje ,sino porque una vez en casa seguias dándole vueltas y aprendiendo de todo lo que hacíamos.Pero esta última vez tuvo algo mágico.Como ya digo en un momento de meteorología benigna,me decidí a subir hasta el poblado minero con mi bici.De principio me lo tomé con tranquilidad,sabedor de que son rampas duras y que se harían largas,pronto esa tranquilidad fue convirtiéndose poco a poco en una sensación de bienestar a pesar de los porcentajes de la carretera,el sol tibio se agradecía y hacía que los músculos fueran encontrándose en su punto ideal.La carretera serpenteante ascendía hacia las nubes y en los giros hacia la derecha se podía ver como Serón quedaba cada vez más hundida en el valle.Pronto en el km 5 la nieve se hacía más abundante a los lados de la calzada,de verdad que era una auténtica gozada pedalear flanqueado por 40cm de nieve a ambos lados,el sol cada vez más alto rebotaba con fuerza en la calzada mojada produciendo un brillo que hacía más bonito el paisaje.Ya en la parte final,las curvas se suceden una tras otra,curvas cerradas,porcentajes serios,obligan a levantarse del sillín y todo eso con la presencia de la nieve cada vez más abundante en la calzada.Enfilo los dos últimos km y me doy cuenta de un detalle,en cuarenta minutos de subida no me he cruzado con ningún coche,sólo estamos la montaña y yo,ella poniéndolo difícil yo empeñado en conquistarla.Y de esa manera llego hasta la ermita,lo he logrado,estoy arriba,el sol en lo alto es testigo,no tiene nada de especial,pero no se porqué no es cómo las otras veces,será porla belleza del paisaje nevado,por esa soledad escogida que hace que tú mente viaje hacia lugares lejanos y traiga a tú lado a amigos ausentes,será por mil pequeños detalles que hacen grandes las cosas,no lo sé,pero lo que si es seguro que desde ese momento miro esta subida con ojos diferentes.
Otra historia aparte es la bajada,ese brillo tan bonito que antes comentaba se convierte en una auténtica pista de hielo y ese sol tibio que me hacía tanto bien ,no es lo suficientemente fuerte para quitarme el frio intenso en una bajada,pero esa es otra historia que ya contaré en otra ocasión.Un abrazo y hasta la próxima.

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